Haga cumbre en el Yelmo de La Pedriza “de la manera más elegante posible: trepando”

Haga cumbre en el Yelmo de La Pedriza “de la manera más elegante posible: trepando”

Una manera ideal de probar la escalada en adherencia, que es la que se practica en el granito: hay que «pegarse» a la roca usando las puntas de los pies

¿Qué madrileño que se precie no ha paseado entre sus esculturas de roca o se ha bañado (cuando estaba permitido) en su Charca Verde? La Pedriza es uno de los escenarios naturales preferidos de los aficionados a los deportes de montaña, y un espacio único en la Península Ibérica por sus peculiares características geológicas, que le han valido la denominación de Sitio Natural de Interés Nacional. Y es que la erosión y el tiempo han moldeado desde la era Paleozoica el relieve de esta vertiente sur de la Sierra de Guadarrama, dando lugar a peñas, riscos, crestas y bloques de granito de variadas y curiosas formas, convirtiéndola en un museo al aire libre.

En lenguaje técnico a esta formación de origen magmático de La Pedriza se la conoce como batolito, y a sus caprichosas formas pilancones, marmitas, taffonis, alveolos, balmas, domos… convertidos popularmente y por obra de la imaginación en El Pájaro, El Elefantito, La Maza, La Esfinge o la Vela, por citar algunas de sus rocas más conocidas, aunque la más emblemática es la Peña del Yelmo (1.717 metros). Un domo similar al casco que llevaban los caballeros medievales que se eleva 150 metros en su cara sur, una pared prácticamente lisa llena de vías de escalada, y cuya cima se va a convertir en el objetivo de nuestra escapada, a la que ascenderemos, en palabras de nuestro guía, Luis Torija, «de la manera más elegante posible: trepando».